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La brújula matriz se mira, y fortalece, en La Comuna de París (1871)

Apuntes (sin orden) para desarrollar un relato sobre la Brújula/Matriz
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“Cuidado con quienes hacen ondear por toda Europa la bandera de la libertad, y cuidado con la más pacífica hija de Galia que duerme hoy en la profunda resignación de los campos. Cuidado con las mujeres cuando se sienten asqueadas de todo lo que las rodea y se sublevan contra el viejo mundo. Ese día nacerá el mundo nuevo.”. The Red Virgin. Memoirs of Louise Michel. Extractos de la Primera Parte, X-XIV. La Comuna de París

 
I ntroducción

Citaremos algunos de los más importantes autores que ven en la Comuna de París 1871 la experiencia más genuina de una revolución llevada a cabo por el proletariado de su época. Cada autor ve y resalta unos méritos o unas carencias, pero todos coinciden en que es el evento más destacado en la lucha de clases entre el capital y el trabajo, en el cual, por un tiempo, el proletariado muestra lo que realmente supone una trasformación anticapitalista de las sociedades actuales mundiales. La casi totalidad de las medidas tomadas o implantadas por la Comuna durante su brevedad se corresponden a las orientaciones que se destacan con la brújula matriz diseñada para fortalecer la implantación de las sociedades comunales anticapitalistas desde un proceso municipalista. “La variedad de interpretaciones a que ha sido sometida la Comuna y la variedad de intereses que la han interpretado a su favor, demuestran que era una forma política perfectamente flexible, a diferencia de las formas anteriores de gobierno que habían sido todas fundamentalmente represivas (2). He aquí su verdadero secreto: la Comuna era, esencialmente, un gobierno de la clase obrera, fruto de la lucha de la clase productora contra la clase apropiadora, la forma política al fin descubierta que permitía realizar la emancipación económica del trabajo. Sin esta última condición, el régimen comunal habría sido una imposibilidad y una impostura. La dominación política de los productores es incompatible con la perpetuación de su esclavitud social. Por tanto, la Comuna había de servir de palanca para extirpar los cimientos económicos sobre los que descansa la existencia de las clases y, por consiguiente, la dominación de clase. Emancipado el trabajo, cada hombre se convierte en trabajador, y el trabajo productivo deja de ser el atributo de una clase (p.77)” (3). Otro destacado autor, William Morris, también sale en defensa de este memorable evento en la lucha de clases: “La Comuna de París es tan solo un eslabón en la lucha de los oprimidos contra los opresores que se despliega a lo largo de toda la historia; y sin todas esas derrotas de los tiempos pasados hoy no tendríamos esperanzas en la victoria final. Tampoco estamos todavía suficientemente alejados en el tiempo de los acontecimientos como para juzgar en qué medida fue posible evitar el conflicto abierto en aquel momento, o para considerar la pregunta sobre lo que hubiese sucedido con la causa revolucionaria si París se hubiese rendido mansamente ante la perfidia de Thiers y sus aliados […] Es verdad que fracasaron en la conquista inmediata de la libertad material, pero avivaron y fortalecieron la idea de la libertad con sus valerosas acciones e hicieron posibles las esperanzas que tenemos hoy en día; y aunque hoy en día alguien dude de que estaban luchando por la emancipación de los trabajadores y de las trabajadoras, a sus enemigos de aquel tiempo no les cabía ninguna duda” (4).


Como veremos más adelante, los componentes de la Brújula Matriz, o características, aparecen incesantemente en los hechos ocurridos, en las medidas adoptadas y en el espíritu revolucionario de los miembros de la Comuna de Paris.

"...los componentes de la Brújula Matriz, o características, aparecen incesantemente en los hechos ocurridos, en las medidas adoptadas y en el espíritu revolucionario de los miembros de la Comuna de Paris..."

 
E l origen y las características de la Brújula Matriz, 2000

Unos 125 años después de La Comuna de Paris se fragua la necesidad de diseñar un instrumento capaz de contener en sí mismo la acción y la orientación, como proceso y alternativa, de un modelo de sociedad alternativo al capitalismo. La Brújula Matriz, simple y ampliada, puede ser ese instrumento que nace de la combinación de dos grupos de objetivos (5): 1) Conocer y organizar el diseño de una respuesta a las características estructurales del capitalismo; y 2) como consecuencia de la lectura horizontal que hallamos en los autores de las 18 utopías descritas y evaluadas en ¿Hay alternativas al capitalismo? La Renta Básica de las iguales (6): Platón, Thomas More, Tommaso Campanella, Francis Bacon, James Harrighton, François Fenelon, Étienne-Gabriel Morelly, François Nöel Babeuf, Étienne Cabet, Nathaniel Hawthorne, Samuel Butler, Edward Bellamy, William Morris, H.G. Wells, Robert Owen, Claude-Henri Saint-Simon, F.M. Charles Fourier y F. Engels.

En ambos grupos, uno y otro, se coincide en rechazar la propiedad privada; proponer el acceso libre, horizontal y abierto, a las decisiones, los medios y formas de sobrevivencia humana; la solidaridad colectiva como base de la igualdad entre todos los miembros de las sociedades; los modelos comunales como forma de organización social y política. En síntesis, esto supone rechazar la producción para el mercado y el acceso a las mercancías vía el dinero; así mismo, rehusar las formas de gobierno representativo (estatal y no colegiado).

Antecedentes de la Brújula Matriz. La experiencia de preguntarme por qué la RB era/es un instrumento y no una alternativa al sistema capitalista, y ante la necesidad de evaluar y clasificar cada una de las múltiples propuestas que corren actualmente por la arena política, entonces, el resultado de todo este tiempo de reflexión fue el nacimiento del instrumento que llamé brújula/matriz, una taxonomía que ayudase a valorar qué es qué, y quién es quién, en todo este laberinto de programas, proyectos, propuestas, políticas o medidas, que vienen acompañadas del adjetivo alternativas al sistema, cuando muchas de ellas no pasan de ser políticas o medidas de caridad, de asistencia, etc.

Es decir, la brújula/matriz apareció como “un criterio que nos oriente en los juicios de valor” y se transformó inmediatamente en “crítica: un criterio como unidad de medida”, después ya especificamos que “la brújula verifica y orienta la dirección correcta que debe seguir el proceso; y que la matriz establece dónde procrear la sociedad no capitalista”, y así sucesivamente, según el tema y el momento. Destacamos cinco textos indispensables en los que fue tomando vida y aplicación el concepto: 1) Hay alternativas al capitalismo. La renta Básica de las iguales. Baladre/Zambra, 2006; 2) Sobre el decrecimiento y otras rendiciones: interpretación crítica sobre el decrecimiento y el consumo responsable. Baladre/Zambra, 2011; 3) De la renta básica a la riqueza comunal. Baladre/Zambra, 2011; 4) El final está cerca, pero el comienzo también. Desde el marxismo, reflexiones para la recuperación del ecologismo. Baladre/Para escudriñador@s, 2014. 5) Repensando las formas de explotación/Qué hay de transformador en algunas propuestas sociales. Baladre/Para escudriñador@s, 2017 (7).

Es recomendable y conveniente explicar la Brújula Matriz en relación a la combinación de un territorio y una administración política. En este caso, yo defiendo que sea el municipalismo comunalista. Para ello, ver la exposición realizada en Zaragoza sobre el potencial transformador del municipalismo comunalista (8).

 
 
 
 
 

 
L a Comuna de Paris 1871

Según la narración que hace en la Introducción (9), Federico Engels elabora una amplísima lista de medidas, desde “el 26 de marzo cuando fue elegida la Comuna de París, y proclamada dos días más tarde, el 28 del mismo mes. El Comité Central de la Guardia Nacional, que hasta entonces había ejercido el gobierno, dimitió en favor de la Comuna, después de haber decretado la abolición de la escandalosa "policía de moralidad" de París. El 30, la Comuna abolió la conscripción y el ejército permanente y declaró única fuerza armada a la Guardia Nacional, en la que debían enrolarse todos los ciudadanos capaces de empuñar las armas. Condonó los pagos de alquiler de viviendas desde octubre de 1870 hasta abril de 1871, abonando a futuros pagos de alquileres las cantidades ya pagadas, y suspendió la venta de objetos empeñados en el Monte de Piedad de la ciudad. El mismo día 30 fueron confirmados en sus cargos los extranjeros elegidos para la Comuna, pues "la bandera de la Comuna es la bandera de la República mundial"[12]. El 1ƒ de abril se acordó que el sueldo máximo que podría percibir un funcionario de la Comuna, y por tanto los mismos miembros de ésta, no excedería de 6.000 francos (4.800 marcos). Al día siguiente, la Comuna decretó la separación de la Iglesia y el Estado y la supresión de todas las asignaciones estatales para fines religiosos, así como la transformación de todos los bienes de la Iglesia en propiedad nacional; como consecuencia de esto, el 8 de abril se ordenó que se eliminasen de las escuelas todos los símbolos religiosos, imágenes, dogmas, oraciones, en una palabra, "todo lo que pertenece a la órbita de la conciencia individual", orden que fue aplicándose gradualmente[13]. El día 5, en vista de que las tropas de Versalles fusilaban diariamente a los combatientes de la Comuna que capturaban, se dictó un decreto ordenando la detención de rehenes, pero éste nunca se puso en práctica. El día 6, el 137ƒ Batallón de la Guardia Nacional sacó a la calle la guillotina y la quemó públicamente en medio de la aclamación popular. El 12, la Comuna acordó que la Comuna Triunfal de la plaza Vendôme, fundida con los cañones tomados por Napoleón después de la guerra de 1809, se demoliese por ser un símbolo de chovinismo e incitación al odio entre naciones. Esto fue cumplido el 16 de mayo. El 16 de abril, la Comuna ordenó un registro estadístico de las fábricas cerradas por los patronos y la elaboración de planes para ponerlas en funcionamiento con los obreros que antes trabajaban en ellas, organizándolos en sociedades cooperativas, y que se planease también la agrupación de todas estas cooperativas en una gran unión. El 20, la Comuna declaró abolido el trabajo nocturno de los panaderos y suprimió también las bolsas de empleo, que durante el Segundo Imperio eran un monopolio de ciertos sujetos designados por la policía, explotadores de primera fila de los obreros. Esas bolsas fueron transferidas a las alcaldías de los veinte arrondissements [distritos] de París. El 30 de abril, la Comuna ordenó el cierre de las casas de empeño, que eran una forma de explotación privada a los obreros, y estaban en contradicción con el derecho de éstos a disponer de sus instrumentos de trabajo. El 5 de mayo, ordenó la demolición de la Capilla Expiatoria, que se había erigido para expiar la ejecución de Luis XVI. Página 10. […] Así, el carácter de clase del movimiento de París, que antes se había relegado a segundo plano por la lucha contra los invasores extranjeros, apareció desde el 18 de marzo en adelante con rasgos enérgicos y claros Como los miembros de la Comuna eran todos, casi sin excepción, obreros o representantes reconocidos de los obreros, sus decisiones se distinguían por un carácter marcadamente proletario. Estas, o bien decretaban reformas que la burguesía republicana sólo había renunciado a implantar por cobardía pero que constituían una base indispensable para la libre acción de la clase obrera, como, por ejemplo, la implantación del principio de que, con respecto al Estado, la religión es un asunto puramente privado; o bien la Comuna promulgaba decisiones que iban directamente en interés de la clase obrera, y en parte abrían profundas brechas en el viejo orden social Sin embargo, en una ciudad sitiada, todo esto sólo pudo, a lo sumo, comenzar a realizarse”. […] «Los proletarios de París –decía el Comité Central en su manifiesto del 18 de marzo–, en medio de los fracasos y las traiciones de las clases dominantes, se han dado cuenta de que ha llegado la hora de salvar la situación tomando en sus manos la dirección de los asuntos públicos… Han comprendido que es su deber imperioso y su derecho indiscutible hacerse dueños de sus propios destinos, tomando el Poder.»115 Pero la clase obrera no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la máquina del Estado tal como está, y a servirse de ella para sus propios fines. El poder estatal centralizado, con sus órganos omnipresentes: el ejército permanente, la policía, la burocracia, el clero y la magistratura –órganos creados con arreglo a un plan de división sistemática y jerárquica del trabajo–, procede de los tiempos de la monarquía absoluta y sirvió a la naciente sociedad burguesa como un arma poderosa en sus luchas contra el feudalismo.96 La dominación de clase ya no se puede disfrazar bajo el uniforme nacional; todos los gobiernos nacionales son uno solo contra el proletariado” (10). pág. 104

El relato que Karl Marx hace en la Guerra civil en Francia sobre las medidas tomadas por la Comuna de París y de las lecciones que debemos extraer 150 años después, también es muy rico y extenso. Citamos unos cuantos extractos que nos permitan después comprender y comentar la actualidad de las características que componen la brújula matriz:

"Los proletarios de París -- decía el Comité Central en su manifiesto del 18 de marzo --, en medio de los fracasos y las traiciones de las clases dominantes, se han dado cuenta de que ha llegado la hora de salvar la situación tomando en sus manos la dirección de los asuntos públicos. . . Han comprendido que es su deber imperioso y su derecho indiscutible hacerse dueños de sus propios destinos, tomando el Poder."[73] Pero la clase obrera no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la máquina del Estado tal como está, y a servirse de ella para sus propios fines. El Poder estatal centralizado, con sus órganos omnipresentes: el ejército permanente, la policía, la burocracia, el clero y la magistratura -- órganos creados con arreglo a un plan de división sistemática y jerárquica del trabajo --, procede de los tiempos de la monarquía absoluta y sirvió a la naciente sociedad burguesa como un arma poderosa en sus luchas contra el feudalismo. Sin embargo, su desarrollo se veía entorpecido por toda la basura medioeval: derechos señoriales, privilegios locales, monopolios municipales y gremiales, códigos provinciales. La escoba gigantesca de la Revolución Francesa del siglo XVIII barrió todas estas reliquias de tiempos pasados, limpiando así, al mismo tiempo, el suelo de la sociedad de los últimos obstáculos que se alzaban ante la superestructura del edificio del Estado moderno. pág. 68 […] La antítesis directa del Imperio era la Comuna. El grito de "República social", con que la Revolución de Febrero fue anunciada por el proletariado de París, no expresaba más que el vago anhelo de una República que no acabase sólo con la forma monárquica de la dominación de clase, sino con la propia dominación de clase. La Comuna era la forma positiva de esta República. […]La Comuna estaba formada por los consejeros municipales elegidos por sufragio universal en los diversos distritos de la ciudad. Eran responsables y revocables en todo momento. La mayoría de sus miembros eran, naturalmente, obreros o representantes reconocidos de la clase obrera. La Comuna no había de ser un organismo parlamentario, sino una corporación de trabajo, ejecutiva y legislativa al mismo tiempo. En vez de continuar siendo un instrumento del Gobierno central, la policía fue despojada inmediatamente de sus atributos políticos y convertidos en instrumento de la Comuna, responsable ante ella y revocables en todo momento. Lo mismo se hizo con los funcionarios de las demás ramas de la administración. Desde los miembros de la Comuna para abajo, todos los servidores públicos debían devengar salarios de obreros. Los intereses creados y los gastos de representación de los altos dignatarios del Estado desaparecieron con los altos dignatarios mismos. Los cargos públicos dejaron de ser propiedad privada de los testaferros del Gobierno central. En manos de la Comuna se pusieron no solamente la administración municipal, sino toda la iniciativa ejercida hasta entonces por el Estado.

Una vez suprimidos el ejército permanente y la policía, que eran los elementos de la fuerza física del antiguo Gobierno, la Comuna tomó medidas inmediatamente para destruir la fuerza espiritual de represión, el "poder de los curas", decretando la separación de la Iglesia y el Estado y la expropiación de todas las iglesias como corporaciones poseedoras. Los curas fueron devueltos al retiro de la vida privada, a vivir de las limosnas de los fieles, como sus antecesores, los apóstoles. Todas las instituciones de enseñanza fueron abiertas gratuitamente al pueblo y al mismo tiempo emancipadas de toda intromisión de la Iglesia y del Estado. Así, no sólo se ponía la enseñanza al alcance de todos, sino que la propia ciencia se redimía de las trabas a que la tenían sujeta los prejuicios de clase y el poder del Gobierno.
[...]