En su lógica de desarrollo, el capitalismo las utiliza a todas ellas, siempre con impactos negativos, en unas más que en otras, siempre dependiendo del modelo de acumulación y del momento. Sin embargo para los ecosocioecologistas, la única dimensión que parece existir y preocuparles es el impacto que puede tener el "ser humano" en la utilización de los recursos naturales, o de la ecología como algo parcial en el planeta.
Se denuncia al capitalismo porque preocupa la huella ecológica en la tierra, que no deja de ser consecuencia de las necesidades de desarrollo del propio sistema; pasan bastante inadvertidas las otras tres dimensiones del sistema como, si dentro de las mismas, fuesen igualmente compartidas por un igual por el ser humano, de forma que la convivencia fuese aqui dentro armoniosa; es decir, sin problemas económicos, sociales y políticos entre las poblaciones, o entre las clases sociales, como algunos preferimos considerar estas relaciones.
Contra el sistema de mercados, aparece un espíritu que propone el comercio justo Contra el sistema financiero, aparece un genio que propone la banca ética Contra el sistema crediticio, aparece otro espíritu que propone los microcréditos Contra el sistema monetario, aparece otro genio que propone las monedas complementarias Contra el crecimiento, aparece un egregio personaje que propone el decrecimiento Contra el consumismo, aparece un nuevo espíritu que propone la austeridad, el consumo responsable Contra las empresas capitalistas, aparecen magos que proponen la economía social (cooperativas burguesas o empresas con responsabilidad social corporativa). Contra el desarrollo, aparecen unos imbuidos de todo que proponen el desarrollo sostenible, o la permacultura. Contra la economía de mercado y la democracia representativa aparecen unos duendes que proponen la democracia inclusiva, la democracia económica, la democracia participativa, la economía participativa, o la sociedad del buen vivir.