En sus orígenes, la RB se nutre de lo que más adelante definiremos como el modelo asistencial, propio de aquellos autores que piensan que el capitalismo es el sistema social que mejor produce pero que peor reparte. Sostienen que hay que mantener el sistema productivo de producción y apropiación de la riqueza completándolo con medidas de redistribución de la renta que mitiguen las desigualdades en origen (4). Dicen: “nuestras sociedades capitalistas están repletas de desigualdades inaceptables. La libertad es de primordial importancia […] estableceré mi opinión de que el régimen que podría incorporar tal ideal, bajo condiciones existentes, sería un régimen que permitiese, y que de hecho implementase, el mayor ingreso incondicional sostenible sujeto a la constricción de que se proteja la libertad formal de todos y cada uno”( 5). Es decir, traducidos estos dos objetivos a 25 años más tarde (6), la realidad que comprobamos es que las desigualdades sociales se han intensificado y pronunciado. La libertad real del ciudadano mileurista choca de plano con la libertad real del que anualmente ingresa 1700 millones de euros en concepto de remuneraciones a la propiedad privada de su capital (7). El capitalismo sigue produciendo mucha riqueza, pero explotando al límite a las poblaciones laboriosas y sometiendo a una vida miserable a la población dependiente (8). Se da la paradoja que, últimamente, son los superricos filantrópicos los que reclaman de los Estados que les suban los impuestos como una forma de penitencia y exculpación de sus propios latrocinios (9). Los objetivos antes citados actúan de opio intelectual para despertar en las poblaciones la idea de que ambos objetivos son posibles dentro del capitalismo, pues proponen dar el máximo de limosna a los pobres con el mínimo esfuerzo fiscal de los ricos (10).
En esta experiencia hacia un modelo comunalista de sociedad de iguales, invitamos a amigos y conocidos a que hagan la valoración y aportación de lo que piensan del contenido de cada clásico de la Renta Básica. Todas estas personas son militantes de larga experiencia en las luchas por la defensa de los derechos que dan bienestar a la ciudadanía. Por su conocimiento y percepción contra las administraciones del Estado, así como contra detractores o defensores de modelos caritativos de rentas, saben y tienen mucho que aportar sobre la validez de este mecanismo redistributivo e instrumento transformador. Como autor, pienso que es hora de hacer nuestra campaña contra aquellas personas y colectivos que pretenden enterrarnos construyendo muros de silencio en torno a los movimientos y colectivos que impulsan y apoyan la Renta Básica de las iguales (RBis). De aquí que ya me anticipe a dar las gracias a las gentes de Baladre y otro colectivos por sumarse a la campaña.
José Iglesias Fernández. Barcelona, 8 de agosto del 2020
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