Para los que proyectamos y defendemos la sociedad comunal como alternativa al capitalismo, la propuesta del CD tiene el llamativo de propugnar formas de organización social en las que el capitalismo, con sus fuentes de poder, como es el Estado y la burocracia que comporta, la exigencia de una Nación como base territorial de una soberanía, así como aquellos otros poderes que devienen de la religión el patriarcado, el militarismo, etc., son características consideradas negativas para una sociedad que desea vivir en armonía y hermandad, y, entonces, excluidas de su contenido. Estas instancias, doctrinas y expresiones del poder absoluto, habituales en las sociedades de clase, nos motivan a comprobar, en qué medida, el CD favorece y potencia la implantación de sociedades comunales (o afines) en territorios en los que el capitalismo europeo es la forma de sociedad dominante