No nos cansaremos de repetir la opinión que le merecía el capitalismo a Bertrand Russell: es una sociedad en la cual una minoría muy pequeña de propietarios somete a la explotación al resto de la población, arremete contra la naturaleza y despilfarra los recursos naturales del planeta. (1) Z. Baumann añade que, con la globalización capitalista, ha llegado la total degradación de la condición humana. (2) Y Néstor Kohan apuntilla: “una de las conclusiones políticas de Marx es que el capital no sólo produce mercancías, no sólo produce plusvalor, produce y reproduce al mismo tiempo la misma relación de capital. Por lo tanto, ¡no es reformable! (ya que el capitalismo genera más capitalismo). En otras palabras: el capitalismo nunca se caerá solo. Hay que derrocarlo”. (3)
Por tanto, si hemos de derrocarlo, buscando una alternativa al sistema, la propuesta ha de contener procesos e instrumentos que equilibren el respeto a la naturaleza con el bienestar de la población. Y todo ello determinado por una total participación horizontal de la ciudadanía. Una de las cuestiones que se presentan es preguntarse qué papel pueden jugar la democracia liberal, neoliberal o socialdemócrata, en el paso de la participación civil al gobierno político para conjugar esos tres objetivos: destituir a esa minoría de propietarios del control de los recursos humanos y materiales que explotan a las personas y destruyen los recursos naturales. (4)
Es decir, “¿es democracia la democracia representativa? ¿Ha quedado la palabra pervertida tras su infancia ateniense, una sociedad militarista y esclavista basada además en la represión sistemática de las mujeres? […] Aquellos que buscan formas descentralizadas de democracia directa, por consenso y no por mayorías, ¿pueden reapropiarse del término? Y, en caso de que lo lograran ¿cómo convencerían al resto del mundo de que la "democracia" no tiene nada que ver con la elección de representantes? […] Si pensamos que la democracia directa es algo distinto, ¿cómo seremos capaces de afirmar que estamos en contra de una [forma de gobierno] tan cargado de connotaciones positivas?”. (5)
Una gran mayoría de antisistemas estamos en posición de recalcar “la importancia de organizarnos de forma horizontal y no vertical. También que las iniciativas partan de grupos relativamente pequeños, auto gestionados y autónomos, en vez de venir impuestas desde arriba y transmitidas por diversas cadenas de mando, sin estructuras de liderazgo”. (6)
Por tanto, ¿qué sistema de gobierno civil es el más idóneo, democracia o autarkèia, para armonizar el bienestar de la humanidad con el hábitat de la misma, la naturaleza? Es decir, más abajo propondremos el municipalismo comunalista, porque es un proceso de transformación y alternativa al sistema que va más allá de la democracia y el liberalismo, porque se opone, no sólo a una forma de gobierno sino a un modelo de Estado. Qué esta alternativa al capitalismo conlleva la opción de no Estado, no Nación, quizá por eso es silenciado. Qué la forma de gobierno es directa, horizontal, la que mencionaremos como autarkèia, y no la democracia liberal, representativa, burguesa. (7) La democracia a secas que se exalta, y que esconde en sus entrañas la existencia de la democracia burguesa representativa, que se cita como un valor de cualquier sociedad, ¿no esconde la posibilidad de gobernarnos de una forma peer to peer (P2P), entra iguales, es decir, la autarkèia como forma de gobierno en una sociedad alternativa? Esta es una evidencia de la presencia de otras formas de analizar el comportamiento del capitalismo y que apenas se menciona incluso cuando se organizan congresos en torno a la democracia comunal.
"Qué esta alternativa al capitalismo conlleva la opción de no Estado, no Nación, quizá por eso es silenciado. Qué la forma de gobierno es directa, horizontal, la que mencionaremos como autarkèia, y no la democracia liberal, representativa, burguesa."
Mientras no vivamos en un sistema social sin propiedad privada, sin clases y sin jerarquías, laico, antimilitarista, anti racista y anti sexista, en el que los seres humanos decidamos y gestionemos horizontalmente entre iguales (9) la riqueza comunal y los recursos que han de cubrir nuestras necesidades, poco o casi nada podremos hacer contra las agresiones que perpetran las sociedades clasistas, y el capitalismo en particular, contra el ser humano y el planeta, contra el conjunto formado por el hábitat natural y por la especie humana, contra la casa común de la especie humana. (10)
Estos rechazos nos llevan a pensar en la comunidad como la unidad de convivencia de aquellas personas que deciden de manera libre, autónoma y voluntariamente vivir de forma colectiva, buscando el bien común y el apoyo mutuo, la fraternidad y la amistad, sin distinción de credos, razas, etnias, edades, sexos, colores, culturas, lenguas, etc., lo que lleva a que la comunidad no tenga necesidad de reivindicar un Estado-nación, y menos por motivos religiosos, étnicos, lingüísticos, culturales, clasistas, geográficos, y demás contingencias. La vida comunitaria prescindirá de los tres pilares de las sociedades clasistas en donde se ejerce la opresión, como son el Estado, el Mercado y el Dinero.
El concepto de buen vivir es muy subjetivo, lo que hace que hayan aflorado muchas definiciones. Mis preferencias toman como contenido algunas de las recomendaciones a las comunidades epicúreas:
En resumen, “las comunidades igualitarias han existido a lo largo de la historia de la humanidad, muchas de ellas bastante más igualitarias que la de Atenas del siglo V, y todas ellas contaban con métodos de toma de decisiones para tratar asuntos que afectaban a la colectividad. Los miembros de la comunidad se reunían en asambleas de deliberación en las que cada participante tenía idéntico derecho a que su opinión se tuviera en cuenta para la decisión final, al menos en teoría”. (12)
De forma concreta, en la ética (13) de Epicuro se señalan dos aspectos importantes: la ataraxia y la autarkèia: la ataraxia como una vivencia, una tranquilidad de ánimo de los miembros comunitarios; es decir, la ataraxia como principio que rige a uno mismo en relación con lo físico o material, una forma armónica de vivir del hombre con la naturaleza; (14) mientras que esta actitud trasladada a las relaciones sociales, a una comunidad, a la autarkèia, es una forma de autonomía independiente de cualquier tipo de jerarquía, es decir, una gestión horizontal basada en la soberanía armónica de sus miembros. Más ampliamente, o como definía Epicuro, “la noción de autosuficiencia (autarkèia) se refiere a la posibilidad y la capacidad de concurrir sobre la base de los propios medios a la satisfacción de lo que es necesario para la vida y su plenitud” Y añadía, “la autarkèia la tenemos por un gran bien, no porque debamos siempre conformarnos con poco, sino para que, si no tenemos mucho, con este poco nos baste, pues estamos convencidos de que de la abundancia gozan con mayor dulzura aquellos que mínimamente la necesitan, y que todo lo que la naturaleza reclama es fácil de obtener, y difícil lo que representa un capricho”. (15)