Cuadros de Juan Manuel Vila
«Según la ONU en estos 20 años la población migrante a nivel mundial ha aumentado en 100 millones de personas alcanzando los 272 millones a finales del 2019. Las causas de las migraciones son principalmente económicas, políticas, ecológicas y debidas a las guerras. En todas estas causas el sistema de producción capitalista, así como el neocolonialismo son factores determinantes.
En el estado español los ciclos de crecimiento económico con la construcción y el turismo al frente, el incremento de la demanda de empleo en el negocio de los cuidados y resto del sector servicios, así como el aumento de la competitividad en la agroindustria y la pérdida de derechos laborales con las sucesivas reformas, unidos al decrecimiento vegetativo de la población española desde finales del siglo XX y, sobre todo, al empeoramiento de las condiciones de vida en los países de origen de los flujos migratorios, hicieron posible la entrada de población migrante hasta alcanzar los 5,2 millones de residentes procedentes del extranjero a 1 de enero de 2020 según datos del INE (1), aunque otros estudios la cuantifican en 7,74 millones (2) de personas.
Con un 12% de población migrante, el estado español es hoy en día el décimo destino del mundo y el fenómeno de la inmigración ha pasado a ser estructural en nuestra sociedad. La mayoría (3,2 millones de personas) proceden de países comunitarios, del resto la mayor parte provienen de Marruecos (800 mil) y Abya Yala (Ecuador, Colombia, Venezuela, Bolivia, Perú… suman 600 mil) (3). El flujo migratorio entrante está directamente relacionado con los ciclos económicos, pues el fenómeno de la inmigración depende fundamentalmente de la mano de obra requerida por el sistema productivo, esa es su principal característica y en base a ello se regula en la Ley de Extranjería.
Más de 2 millones de personas extranjeras están afiliadas a la seguridad social y su contratación es más sensible a las fluctuaciones del mercado de trabajo que para la población local, cuentan con los mayores índices de desempleo, temporalidad y precariedad, siendo sus salarios más bajos (especialmente para las personas extracomunitarias, en el caso de las mujeres de países africanos que trabajan en el campo sus salarios suponen el 41% del salario medio del sector) (4).
En cuanto a la inmigración irregular, el estudio ‘Extranjeros, sin papeles e imprescindibles’ de la Fundación por Causa (7), cuantifica el número de inmigrantes que residen de manera irregular en el estado español entre las 390.000 y 470.000 personas, la mayoría de ellas provenientes del centro y el sur del continente americano. Muestra el estudio la relación directa entre el aumento de la inmigración irregular y los períodos de crecimiento económico, también estima en 300.000 las personas inmigrantes de origen extracomunitario empleadas en la economía informal y que un 19% de la economía sumergida emplea mano de obra extranjera..
Así, mientras el control de los flujos migratorios engorda el suculento negocio de las fronteras (8), el capitalismo furtivo (9) se sirve de la mano de obra barata de la inmigración irregular que se explota sin ningún escrúpulo. Desde la trata de personas, la prostitución y el tráfico de drogas al trabajo ilegal en el campo o los trabajos de cuidados, la inmigración ilegal es un chollo para amplios sectores de la economía sumergida y también de la formal. Es decir, la migración irregular es altamente rentable para el capitalismo.
Desde el punto de vista de la economía formal, según la investigación de la Fundación por Causa ya mencionada (10) se estima que la regularización masiva de migrantes podría reportar 1.500 millones € a las arcas del estado. Por otro lado, el propio gobierno español cifra en 382 millones € el montante que destinó en 2019 para ‘la integración de los inmigrantes, refugiados y desplazados, con el objetivo de alcanzar la normalización de la convivencia y su participación en la sociedad española’ (11) .
Hablando pues de Renta Básica de las Iguales (RBis) e inmigración, estamos ante un caso claro de que ésta es una herramienta más para la emancipación de las personas migrantes, la aplicación de la primera fase de la RBis alcanzaría a un amplio porcentaje que vive bajo el umbral de la pobreza a la vez que supondría un punto de partida para garantizar su integración, al menos en sus condiciones materiales. El camino que lleva a la obtención de este derecho a una renta de carácter universal, incondicional y suficiente pasa también por las luchas para la eliminación de la Ley de Extranjería y del racismo institucional, también por la regularización masiva, pues el paso previo a percibir la RBis es el reconocimiento para las personas migrantes de los mismos derechos que cualquier otra persona que vive en el mismo territorio, sin importar su origen.
En el plano de la financiación de la RBis, para su aplicación al colectivo de personas migrantes existirían otras vías de financiación independientemente del incremento en la recaudación fiscal resultante de un proceso de regularización masiva, como las provenientes de las distintas partidas presupuestarias destinadas actualmente al control y contención de la población migrante y los flujos migratorios que deberían minimizarse si la política migratoria se centrara en proteger los derechos de las inmigrantes. Creo importante resaltar aquí el papel que puede desempeñar el ‘fondo de renta básica’ (correspondiente al 20% de la cantidad a percibir individualmente y que iría destinada a un fondo gestionado directamente por la comunidad) para el colectivo migrante en cuanto puede proveer de aquellas carencias estructurales (sanidad, educación, servicios sociales…) a la vez que fortalecer sus propias redes comunitarias.
Pero en una visión más amplia, es un hecho que las causas de la inmigración están directamente relacionadas con el capitalismo extractivista y sus consecuencias en las economías y modos de vida en los países de origen, por los regímenes políticos que mantienen la estructura colonial de los estados, por las guerras por el control de las materias primas y recursos, así como por su contribución a la degradación medioambiental y el cambio climático. Desde hace más de 500 años las naciones centrales expolian y explotan las riquezas naturales en Abya Yala, África, Asia y Oceanía, también los cuerpos de quienes habitaban estos territorios han sido colonizados, como sus culturas, así la emigración es la única salida para quien en su tierra no tiene futuro.
El crecimiento de los países del norte se fundamenta en los recursos de los países del sur global, nuestra riqueza es su pobreza, es una cuestión de justicia social y de reparación la devolución de las plusvalías generadas por el expolio colonial. Pongamos por ejemplo África, se calcula que este continente posee en su territorio la tercera parte de los recursos del mundo, según el informe ‘Honest Accounts 2017’ (12) para ese año el balance financiero arrojó 41 billones de dólares de beneficio neto extraídos del continente, dinero que engordó a multinacionales y fondos de inversión extranjeros. El mismo informe cuantifica en cerca de 20 billones $ las ayudas internacionales que recibe África.
Vaya por delante que rechazo la labor de las ONG’s por su papel meramente caritativo y de contención de la pobreza, porque se sitúan en una posición de privilegio colonial y con mirada paternalista, por el indecente negocio que suponen y por representar en muchos casos la avanzadilla de unas empresas que no ven en la pobreza más que un nuevo nicho de mercado del que enriquecerse.
El caso es que en Kenia, una ONG estadounidense (GiveDirectly) (13) viene desarrollando un programa desde 2016 que alcanza 197 aldeas rurales y que consiste en un ingreso universal sostenido en el tiempo (hasta 15 años) que llegará a unas 20.000 personas. Los informes preliminares hablan de la mejora del nivel de vida y en la percepción del futuro, el aumento de la escolarización y de la salud mental, la disminución de la desnutrición infantil y de la violencia machista y de un incremento en el número de negocios liderados por mujeres, entre otras consecuencias. El programa que cuenta con un presupuesto de 30 millones de dólares y que se está utilizando para estudiar los efectos de un ingreso garantizado, se suele poner de ejemplo cuando se quiere hablar de las bonanzas de una Renta Básica y está financiado principalmente con el mecenazgo de multinacionales.
Solemos ver la RBis como una herramienta para la transformación social, un medio para poner la vida en el centro, una herramienta para el reparto de la riqueza fuera de la lógica del mercado laboral, casi siempre desde una óptica eurocentrada y, por tanto, parcial. Pero desde un enfoque internacionalista, la RBis puede alcanzar esa dimensión reparadora del expolio colonial, a la vez que sostener la vida de los pueblos del sur global. Con el dinero de las ayudas internacionales, con el coste de los conflictos bélicos y la reposición del dinero que todos los años se expolia de sus recursos es posible financiar una primera fase de la RBis en todos esos países, de este modo los flujos migratorios se regularían y podríamos afrontar de otro modo los que inevitablemente nos traerá el cambio climático y que, incluso, podrían ser en sentido contrario.
Creo entonces que la RBis puede ser también una herramienta válida para la emancipación de los pueblos oprimidos, una vía concreta para reparar las consecuencias del expolio colonial y un factor a tener en cuenta para avanzar hacia una justicia social internacionalista.
Joan Blasco. Septiembre del 2020
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